divendres, 17 de juliol del 2015

XALÓ, VILA D'ACOLLIDA: TESTIMONI DE CARMINA GRIMALT BERTOMEU

Quadre pintat per Felipe Fernández Sánchez 

A ca la meua iaia estava una velleta que li deien Marcela. Era la mare d’Isabel Sánchez, una evacuada que tenia quatre fills: Felipe, les bessones Rita i Helena i Amancio. Els tres primers sí que estaven a Xaló, però l’Amancio no. Em sembla que el van perdre amb tot el tràfec de l’evacuació. No sé exactament com va anar allò. Això és el que m’han contat. Després va aparéixer.
La filla i els néts venien a vore la Marcela. El Felipe tota la vida li ha agradat pintar i, també, compondre poemes. Va pintar un quadre de la Mare de Déu Pobra, que li va quedar molt bé.  Ens el va enviar per a felicitar-nos el Nadal del 1993. Va fer un poema on li agraïa a la gent de Xaló que els hagueren tractat tan bé. 


GRACIAS, JALÓN

Con el terror en el alma
y el corazón oprimido,
con el hambre en las entrañas
y el polvo de mil caminos,
llegamos a ti, Jalón,
viejos, mujeres y niños.

Huyendo de una cruel guerra,
guerra que nunca entendimos,
pues la guerra, si civil,
se convierte en genocidio;
llegamos los inocentes
errantes y sin destino.

Atrás quedaron las tierras
de las que huyendo salimos
entre el fuego  y la metralla,
entre muerte, sangre y frío;
y atrás quedaron los  nuestros:
padres, hermanos e hijos.

Por fin, tras larga odisea,
llegamos sobrecogidos
a un pequeño pueblo en paz
entre naranjos y olivos,
entre viñedos y almendros,
entre montañas perdido.

En un salón, -¡qué recuerdo!-
todos fuimos exhibidos
como ganado en la feria
y, como tales, elegidos
por aquellas almas buenas
de muy honestos campesinos:

“Yo me llevo esta pequeña”.
“ Y yo me llevo este niño”.
“Esta abuela para mí.
Usted se viene conmigo;
que mi madre se murió
y usted ocupará su sitio”.

Los niños desesperados
se prendían de los vestidos
de sus madres aterradas,
pues les arrancaban los hijos.
¡Qué desgarradora escena
entre llantos y gemidos!

Casi tres años pasamos,
casi tres años vivimos
compartiendo sus moradas,
su escaso pan con cariño
y con un gran amor fraterno
siempre fuimos acogidos.

Han pasado muchos años
y andados muchos caminos,
y jamás olvidaremos
los ya viejos y ayer niños
aquellas manos tendidas
y aquel amor compartido.

En el tiempo y la distancia
hoy recuerdo enternecido
los días del Tasolet
con sus cipreses y un libro;
la casa de Benibray
con tantos buenos vecinos.

Los jazmines enredados
en los hierros retorcidos
de aquellas vestutas rejas
y los almendros floridos,
el agua fresca del pozo
y la luna bañando olivos.

A tía Carmela en su casa
y al santo de su marido.
A tío Matías con su carro,
que a todos nos daba alivio
y a Mateo Sirerol,
que fue mi mejor amigo.

Y  recuerdo aunque no cite
y perdonen si no les cito,
 tantas buenas personas
que fueron buenos conmigo,
con los míos y los demás.
Hoy os abrazo y bendigo.

Y de aquellos tan buenos padres
nacieron tan buenos hijos,
transmitentes de bondades
y manantiales de cariño,
acompañando a nuestras vidas
en sus dispares caminos.

Gracias a todos os doy,
a los muertos y los vivos;
gracias por vuestra bondad;
gracias por vuestro cariño,
pues de bien nacidos es
el ser bien agradecidos.

La Rita i l’Helena no es van casar. L’Helena estava a casa i cosia per als tapissos de la Granja. La Rita treballava a la Philips. Hem tingut sempre molta amistat; ens hem convidat a les bodes. M’han contat que a ca la iaia hi havia una capa antiga i la van aprofitar per fer-li un abric a la Marcela.

Testimoni de Carmina Grimalt Bertomeu 
(recollit per Jaume Noguera Mengual)  

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